Lo que los sueños callan…
Sábado 30 de Abril de 1811, 2:50am
Yerik, por causa de su insomnio va por un vaso de agua. Esta extraña falta de sueño solo le ocurre el día de su cumpleaños, a la misma hora. Pero esta noche es distinta a todas, porque había tenido una discusión impetuosa con su esposa el día anterior y estaba muy resentido. Antes de ir por el vaso de agua entra al cuarto de sus dos hijos, una niña llamada Kira y su hermano gemelo Yuri, tienen 7 años de edad. Sentado al borde de sus camas les dice en un tono bajo y apacible: ‘’Los amo con toda mi alma, ustedes son la luz de mis ojos. ¿Lo sabían? Estoy triste con mama pero por ninguna razón los dejaré solos. Quiero que estén muy claros en eso. ¿Sí?’’. Los observa por última vez desde la puerta y se marcha hasta la cocina. Justo antes de tomar agua una extraña fuerza malévola toma el control sobre él, agarra un cuchillo y se dirige a su cuarto. Los momentos con su esposa y los niños se desvanecen poco a poco. Los recuerdos más especiales en su vida ya no están, su amor, su felicidad, su lealtad y su fe ahora lo rechazan. Yerik ya desalmado solo siente un frío extraño en su interior. Entró a su cuarto y allí estaba su esposa, dormida, con una leve sonrisa marcada en su rostro que expresaba paz y felicidad. Se acercó a ella confundido y con sus ojos llenos de lágrimas… solo escuchaba una voz lejana que se acercaba lentamente: Hazlo… ¡Hazlo!...
(Un fuerte suspiro)… - Yerik
Kira se había levantado al escuchar unos ruidos en el cuarto de su mamá y su papá. Apenas ve a su papá ensangrentado con el cuchillo en manos, sale corriendo atemorizada hasta la sala donde allí comienza a llorar sin cesar. Yerik, inconsciente y desesperado va tras la niña hasta acorralarla en la sala y para mantener el silencio encerrado en sus manos…
(Un fuerte suspiro)… - Yerik
Los gritos de la niña no se escuchaban más… el silencio se expandía por toda la casa y la inocencia acurrucaba a la niña… tiró el cuchillo a un lado, recostó su cabeza sobre el cuerpo de Kira y cerró sus ojos...
(Voces de agentes hablando sobre el caso)…
Abre sus ojos y se encuentra en una sala de interrogatorio.
Nombre: Yuri Zhukovski / Edad: 34 años. / Nacionalidad: Ruso. Entonces Sr. Yuri, sabemos que usted es culpable del asesinato de su esposa Zhenya Kuznetsova y de su hija Kira Zhukovski pero tengo una pregunta: ¿Por qué lo hizo? – preguntó la agente Alena Ustinov
P-p-pero yo no… - contestó Yuri en tono confuso y desorientado.
¡Usted no tenía el derecho de quitarles la vida! ¡Contésteme Sr. Yuri por que mato a sangre fría a su esposa y a su hija! – dijo la agente Ustinov alzando su voz.
¡Yo soy inocente! – gritó Yuri.
¡Suficiente! ¡Tus manos quedaran manchadas por la sangre de tu familia!
¡Culpableee! ¡Culpable!... Culp… - (una voz irreal distorsionándose)
¿Qué me está pasando? – gritó Yuri cerrando sus ojos.
¿Qué pasa hijo? ¿Tienes miedo? ¿Sabes? Yo nunca me creí capaz de asesinar a mi propia familia. Esa noche yo… ¡Yo no sabía lo que hacía! ¡Todo fue en contra de mi voluntad! ¡Maté a tu madre! ¿Todavía no lo entiendes? Tu madre era todo para mí… Tú y Kira, ¡apenas tenían 7 años! Yo no les quería hacer daño… Pero tu hermana… Era muy curiosa, ¡como tú! Ella escuchó los quejidos de tu madre y fue a ver qué ocurría. Yo estaba muy desesperado y no quería que ustedes se enteraran ¡pero tu hermana lo vio todo! La seguí hasta la sala, si la vieras, estaba llorando sola porque no entendía nada. Podía sentir su miedo a lo lejos. Esta fuerza tan extraña y malévola… Sentía como se apoderaba de mí, lentamente. ¡No me pude resistir! Pero ya era muy tarde… sus llantos… ya no se oían… hijo… perdóname. – le confesó Yerik en su aparición.
¡Nuncaaaa!... – gritó Yuri respirando agitadamente.
Yuri abrió sus ojos pensando que todo era una pesadilla…
¿Qué es esto? ¿Por qué tengo sangre en mis man… no… no… no puede ser… ¿qué he hecho?...
Yuri, arrodillado frente aquel cuerpo tirado en el suelo, se resignaba a creer que la sangre que tenía en sus manos, era de una de sus hijas gemelas…
¡Feliz cumpleaños guapo! Tranquilo, todo está bien, estoy aquí contigo mi amor. – Natasha
¿Dónde están Irina y Anesha? ¿Están bien? – preguntó Yuri asustado.
Ellas están bien, en su cuarto, dormidas. – le contesta Natasha.
¡Ah! ¡Gracias a dios! Todo fue un sueño. Te amo, pensé que esto era eterno.
¿No crees que sea una señal de algo? ¡Todos los años tienes el mismo sueño! Lo que pasó esa noche no fue tu culpa, eras solo un niño indefenso. ¿Cuándo lo vas a aceptar? Tal vez, cuando te perdones a ti mismo y perdones a tu padre tu mente estará en paz… Mientras tanto seguirás viviendo esa pesadilla por el resto de tu vida… - le dice Natasha
¿Amor? ¿Qué hace un cuchillo en nuestro cuarto?... – Natasha le pregunta a Yuri nerviosa.