Vistas de página en total

martes, 15 de octubre de 2013

Un cuento de terror... versión A

Jénnifer Madero 11-1 Versión A

Eran las dos de la madrugada y me encontraba inmerso en el mundo  del internet observando vídeos de "Youtube".Comenzaba a darme sueño y decidí cerrar las ventana de los videos para poder conciliar el sueño cuando observé en la ventana de una página el hermoso rostro de una mujer que me miraba y me pedía auxilio. Decía que era de Bayamón y que ayer había sido raptada por extraños que la tenían encerrada en un cuarto oscuro y que pedían un rescate para liberarla.

Al comienzo pensé que era mentira, que esa era una forma llamativa de alguna compañía de llamar mi atención para venderme algo. Miré el rostro de la mujer y el trasfondo negro que la rodeaba. Pensé: si fuera cierto lo del rapto, aún así no podría hacer nada pues Bayamón es tan grande que sería como buscar una aguja en un pajar. Entonces la chica raptada acercó un pito que encontró a su boca y comenzó a soplar. Por mi madre que creo que escuché el sonido del pito cerca de donde vivo.

Tomé las llaves de mi casa, abrí la puerta y luego el portón. Comiencé a caminar calle abajo "parando" el oído para ver si localizaba el origen del sonido. Tomé la dirección que me indicaba el sensor de mis orejas. Seguí caminando en esa dirección cuando escuché el chasquido de un trueno cerca de mí. Al segundo se fue la energía eléctrica y todo quedó oscuro. Estaba tan cerca y a la vez tan lejos del lugar en donde está la princesa prisionera.


Jénnifer Madero de 11-1 completó el cuento de la siguiente manera...

     Cuando me acerco a la puerta siento las punzadas de una mano agarrarme del cuello, paralizando mi cuerpo completamente de pies a cabeza. Mi corazón empezó a palpitar a gran velocidad dentro de mi pecho, escuché un fuerte sonido en mis oídos. Sentí el aliento de una persona respirando sobre el cuello y un horrible murmullo que decía que me fuera mientras aún era posible. Me decía con gran urgencia que nada era como aparentaba, y que esto era una trampa. La criatura producía al hablar un sonido como ningún otro; que hacía que mi piel se pusiera de gallina, pero a la vez me debilitaba con deseo de seguirla escuchando.Todo era confuso y más en la situación en la que estaba. Pregunté quién era sin voltear atrás por temor a ser atacado. La criatura solo carcajeo, me tiró contra el suelo y desapareció. Miré alrededor mío dando círculos, pero no encontré nada.

      El sonido del pito me puso en alerta y me acordó mi misión. Tumbé la puerta con una patada fuerte y corrí dentro de la casa oscura. El pito se volvía cada vez más débil pero sabía a dónde ir. Bajé las escaleras hasta llegar a un sótano alumbrado por una pequeña bombilla colgante que se movie vagamente  en el techo de madera. Ahí, debajo del círculo blanco de luz, estaba la mujer. Miré alrededor pero no estaban los raptores que ella mencionó. En mi búsqueda, la voz extraña penetraba mi mente diciendo que era todo una trampa. Pero al ver los ojos de la hermosa damisela, no me pude resistir a ellos aún estos siendo de un negro sin fondo. Ellos, los ojos, llamaban a mi alma a acercarme a ella.



      Me ofreció una sonrisa débil mientras acariciaba mi rostro. “Te estaba esperando,” murmuró suavemente. Le dije que no sabía quién era ella y que nunca la había visto a parte de ese momento, pero me calló al poner su dedo índice sobre mis labios. Su piel se veía pálida y transluciente comparada con la mía quemada por el sol, su piel fría como un helado , mientras yo sentía un fuego dentro de mí. Cuando la iba a levantar para irnos de ese lugar macabro, ella agarró mi cuello y me mordió sin freno alguno. Sentí con pánico como mi sangre era extraída de mi cuerpo contra mi voluntad. Traté de empujarla pero eso hizo que me agarrara con más fuerza mientras disfrutaba de la esencia de la vida. Mi visión se nubló poco a poco, mis golpes más débiles por segundo, y el murmullo como el de una madre fueron lo último que escuché de la misteriosa mujer prisionera antes de desaparecer del mundo. “Nada es como parece,” dijo al acariciarme las mejillas por última vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario